El latín perna
derivó en el catalán pern,
que llegó a nuestro idioma como perno. Se trata de una
pieza que se emplea para sujetar
o sostener otra diferente, formando parte de algún tipo de
dispositivo o mecanismo.
Lo habitual es que los pernos tengan forma
alargada y dispongan de una punta
redondeada y otra con tuerca
o una terminación similar que le permita cumplir con sus funciones de sujeción.
Confeccionados con metales como el
hierro o el acero, los pernos pueden vincular piezas de tamaño considerable a
una cierta estructura. Lo que permiten los pernos es ensamblar y montar diversos paneles o
componentes para dar forma a la estructura en cuestión.
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